Sin embargo, funcionarios haitianos en el lado fronterizo de su país decomisaron los productos que compraron sus compatriotas en territorio dominicano y luego los echaban en un camión de basura, que después los arrojó al vertedero de Juana Méndez.
Muchos haitianos, al incautárseles sus artículos, lloraban y consideraron la medida como inhumana, desconsiderada y una maldad, al revelar que tomaron dinero prestado para poder adquirirlos.
Civiles y policías haitianos dispersaron con palos las protestas que montaron comerciantes y compradores del vecino país por el decomiso de los productos comprados en el mercado.
















