SANTO DOMINGO. La semana pasada, representantes del proyecto Alerta Joven de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) revelaban el alarmante dato de que en el país hay alrededor de 600 mil jóvenes en riegos de delinquir.
La cifra se soporta en los resultados de dos estudios que abordan los factores o causas que empujaron a cometer delitos a más de 200 adolescentes en conflicto con la ley, y que guardan prisión en alguna correccional; así como sus características cognitivas.
En ambas investigaciones se concluye que la mayoría de los adolescentes muestra inicio de conductas de riesgo en edades tempranas y que, en su mayoría, no tuvieron atención necesaria.
Con una muestra de 250 personas con edad promedio de 16 años, de los que el 93% es varón, se realizó en el 2014 el estudio “Auto-Percepción de factores causales de la delincuencia en adolescentes en conflicto con la ley penal en la República Dominicana”, a cargo de la Universidad Iberoamericana (Unibe) y la Procuraduría general de la República.
Los investigadores encontraron que la falta de oportunidades educativas y laborales, así como la falta de orientación hacia instituciones formales, la deserción escolar, los problemas familiares, la baja autoestima y el trabajo infantil se asocian a la conducta delictiva en adolescentes recluidos.
“Encontramos que 222 participantes (92.12%) reportaron que habían trabajado en algún momento de sus vidas, e iniciaban el trabajo alrededor de los 12.27 años de edad. Participantes reportaron edades tan tempranas como los 5 años, como edad de primer trabajo”.
El estudio también señala que el 90% de esos adolescentes trabaja cinco o más días a la semana y que el 68% trabajaba cuando cometió el delito.
En cuanto a la escolaridad, indica que apenas el 42.7% asistía a la escuela cuando delinquió y que la edad promedio para abandonar los estudios fue los 13 años. La mayoría, el 10.8%, se fue de la escuela porque se aburría.
Ese mismo estudio reflejó que entre los jóvenes se reportó 174 artículos robados, y que la mayoría de esos artículos fueron vendidos para adquirir alcohol y drogas.
La edad de inicio al consumo de drogas fue a los 14 y al alcohol a los 13 años. “El 33.6% admitió uso de marihuana, mientras que el 3.7% admitió uso de cocaína. Es importante notar, que del grupo que admitió uso de drogas, 35 cometieron el delito bajo los efectos de alcohol y 29 bajo los efectos de drogas”.
Agrega: “Los adolescentes tienen muchos factores de riesgo y pocos factores de protección así como motivaciones a la conducta delictiva por causa de problemas con la regulación de emociones y contingencias de reforzamiento conductual”.
El otro estudio: “Perfil neurocognitivo en adolescentes en conflicto con la ley penal en la República Dominicana”, elaborado por el Instituto Tecnológico (Intec) en 2014, describe la capacidad intelectual de los jóvenes y cómo, el no atender oportunamente algunas deficiencias, puede empujar al cometer actos delincuenciales.
“Los déficits cognitivos no atendidos pueden acarrear consecuencias que a corto plazo incluyen fracaso y deserción escolar, baja estima y rechazo familiar. A mediano plazo, estas consecuencias iniciales, al ser combinadas con otros factores de riesgo, pueden sentar las bases de una serie de situaciones desafortunadas que culminen en (colocar a los jóvenes) en los caminos de la delincuencia juvenil”, concluye.
El estudio se realizó a una muestra de 226 participantes varones y 17 hembras, con edad promedio de 16 años.
Al grupo se le hizo evaluaciones neuropsicológica que abordaba la capacidad intelectual en modalidad no-verbal, fluidez verbal, habilidad visuo-constructiva, memoria en modalidad visual y auditiva, integración auditiva, capacidad de atención y flexibilidad cognitiva.
“Los y las participantes presentan un funcionamiento significativamente por debajo del promedio esperado para su edad en relación a la capacidad atencional y flexibilidad cognitiva; así como un funcionamiento levemente por debajo del promedio esperado para su edad en funciones tales como la fluidez verbal y el aprendizaje (integración y memoria) en modalidad auditiva”.
En tal sentido, los investigadores recomiendan que la rehabilitación de un menor criminal no solo considere el aspecto familiar y social, sino también las consideraciones relativa a lo orgánico.
“La gran importancia del fomento del estudio de las características de esta población, radica en la posibilidad de realizar acciones de prevención. La capacidad para detectar dificultades cognitivas –o las consecuencias de estas- puede ser mejorada en las escuelas y las comunidades, de tal manera que sea posible desviar un camino sin retorno a una vida delictiva por falta de opciones y oportunidades”, concluyen.
Prevenir mejorando las condiciones
Prevenir mejorando las condiciones
Consciente de los factores que llevan a los jóvenes hacia la delincuencia, el proyecto Alerta Joven va más allá de la prevención del delito e incluye mejoras de las condiciones de vida y empoderen a las poblaciones. Alerta Joven trabaja con una red multidisciplinaria de atención y prevención a jóvenes en condición de riesgo en actos de delincuencia y crimen, contando a la fecha 3,563 involucrados en crimen y violencia; 5,671 jóvenes que ni estudian y ni trabajan; 3,813 sin acta de nacimiento; 458 jóvenes con alto riesgo de adquirir VIH por uso de drogas inyectables o trabajo sexual.
Según destacan los promotores del proyecto, en los cuatro años de ejecución 36,000 participantes han recibido servicios educativos para retención y reinserción escolar, y de esos 3,418 han sido reinsertados en la escuela. Otros 33 mil han atendido a cursos técnicos vocacionales y programas de emprendimiento, de los cuales el 61% se ha graduado de los programas y 4,900 han recibido su primer empleo o han mejorado su condición laboral.
Además, 11,000 participantes han asistido y cambiado comportamientos a través de los programas para jóvenes mediadores y de manejo de conflictos; 27 mil son sexualmente activos y un 63% de éstos han reportado un uso de anticonceptivos modernos en sus últimas relaciones sexuales.
En cifras
12
Años es la edad promedio en la que los jóvenes se inician en trabajo infantil.
5.4%
De los jóvenes habían sido forzados a tener relaciones sexuales antes de entrar al centro, y el 2.5% después de su ingreso.
29.5%
De los jóvenes en conflicto con la Ley vivía con sus padres al momento de cometer el delito, frente al 63.5% que vivía con sus madres.
93%
De los adolescentes en conflicto con la Ley son hombres.
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