Cuando inicie la lectura de esa joya histórica me propuse leer dos capítulo diarios, pero al ir adentrándome en su contenido como es el prólogo del eminente historiador y amigo Pedro Carreras Aguilera y de la introducción realizada por su autor me fue resultando tan importante que aumente la lectura a tres capitulo diarios.
De esta lectura puedo resaltar lo siguiente:
1.-Se nos hace tan fluida las expresiones del autor que hace que el lector se parte de la historia misma, adentrándonos de una forma en su interior, como si estuviéramos en la escarpadas Montaña de Manaclas, junto al Inmortal Francisco Bueno Zapata o huyendo desde Dajabón para evadir la despiadada y sanguinaria actitud del general haitiano Jean Luis Pierrot al incendiar el poblado de Dajabón y así convertimos como dice el autor en "Los hijos del fuego". El autor se presenta con el lenguaje llano, sin palabras rebuscadas que hace que un niño (a) de Nivel Básico pueda entenderlo.
2.- Me satisfizo mucho la presentación de cada capítulo con fragmentos de poesías, obras, cuentos, himnos... todos alegóricos al contenido de cada uno de los capítulos enunciados.
Cabe señalar, que los autores de lo antes expuesto son dominicano con excepción de dos españoles y un venezolano.
3.- El autor del prologo, el historiador Pedro Carreras Aguilera hace copio de las palabras de Marcos Cicerón, citamos: "La Historia es el testigo de los tiempos, la antorcha de la verdad, la vida de la memoria y la mensajera de la antigüedad".
Menciona también a Oscar Wilde en el sentido de que: "Todos estamos llamados a hacer historia, pero un gran hombre la escribe: El Historiador".
Hemos notado como el autor de esta gran obra se desempeña en dotar a su querido terruño: Sabaneta, una obra tan importante y fascinante de tal forma que nunca podremos olvidarnos de nuestras raíces, que nos comprométenos mas con nuestro pueblo, pues, como dice Pedro Henríquez Ureña: "Solo la cultura salva a los pueblos".
Concluye el autor de la obra hablando de las bondades de este pueblo en sus años mozos y estoy segura que nuestro querido Sabanetero, habrá sentido una honda nostalgia al recordar momentos imperecederos. La exhortación final que porque de forma vehemente nos pide que amemos a nuestro terruño de todo corazón, porque como dice el autor al final de su conclusión: "Sin cultura, ni conocimiento, tampoco habrá libertad".
Concluyo diciéndole al Arquitecto Ricardo González que el señor lo siga iluminando cada día mas para que siga escribiendo obras como esta que acabo de leer.
!Adelante, hagamos de nuestro terruño un pueblo vigoroso, pujante y prospero!
!Imitemos a nuestros héroes!
Profesora:
Olga Mejía de Leclerc.
