Los investigadores publicaron este año,2014, un estudio donde se analizan aspectos de la reciente inmigración haitiana a Brasil, parte de una investigación de campo que realizan desde 2001. Entre las conclusiones está la deconstrucción de la imagen del terremoto como causa principal de la actual ola migratoria en dirección a Brasil.
En realidad, señalan los estudiosos, las causas estructurales que llevan a loshaitianos y haitianas a abandonar su patria en dirección a Brasil existen desde mucho antes del gran episodio sísmico de 2010, y perdurarán durante los próximos años. “En el caso de los haitianos, la emigración [en realidad] ocurre desde hace bastante tiempo y se debe, entre otros motivos, a la inestabilidad económica y política de aquel país”, analiza Marilia Pimentel, en entrevista con Adital.
ACTUALMENTE, EXISTEN MÁS DE 35 MIL HAITIANOS QUE VIVEN EN SUELO BRASILERO.
Ayudar a la familia es uno de los objetivos más citados por los haitianos para su venida a Brasil, según explica Marilia Pimentel. “Los haitianos quieren ayudar a sus familias, quieren darles una vida mejor a los que se quedaron y a los que están en otros países. Es difícil hablar de sueños en Brasil”, relata la investigadora.
Así nace la expresión Anpil mizè, que en la lengua criolla haitiana refleja las dificultades que enfrentan los inmigrantes, antes incluso de su salida de Haití: muchos se endeudan o venden lo que tienen en busca del “sueño brasilero”. “Anpil mizè son las privaciones y dificultades por las que pasan los haitianos. Muchos de nuestros interlocutores narraron momentos de horror en el camino recorrido, especialmente en Ecuador y Perú. Hay relatos de robos, extorsiones, estupros y hasta muertes”, explica Marilia.
Los académicos defienden, inclusive, una revisión de la política migratoria brasilera para los haitianos, a los fines de disminuir las consecuencias del trayecto ilegal. “Insistir en el mantenimiento de la práctica –que a nuestro juicio no es una política– de registrar a los haitianos en las regiones de frontera, como ha ocurrido en las ciudades de Tabatinga y Brasileia [Estados de Amazonas y de Acre, respectivamente], es una medida que ha contribuido a que el tráfico de personas sea indirectamente incentivado”, explican los investigadores [1].
La Ruta Migratoria abierta a través de Acre
IAl llegar a la frontera de Acre, el inmigrante es recibido, albergado y orientado en el proceso de emisión de la documentación. En el albergue, se ofrecen tres comidas diarias, además de la intermediación con empresas interesadas en contratarlos.
“Cuando hay una negociación directa con una empresa, ésta costea el traslado [de los inmigrantes hasta el lugar de trabajo]. Cuando no la hay, nosotros los llevamos de Río Branco a San Pablo. En ese mismo momento, por ejemplo, dos grandes empresas están visitándonos en busca de mano de obra”, explica Rucelino Barbosa, de la Sejudh.
El gasto de traslado de los inmigrantes hacia el Sudeste, cuando no hay convenio con alguna empresa, se divide entre la Unión y el Estado de Acre, pero la ayuda federal viene en una proporción que Barbosa no considera ideal. Según explica el coordinador de la Sejudh, el gobierno federal debe costear la alimentación y el transporte; el Estado de Acre el alojamiento y la intermediación de mano de obra, además de financiar los dos equipos técnicos que se turnan en la atención del albergue.
“Además del albergue, cuidamos también la salud de esas personas, los dirigimos a centros de salud, hospitales… El Estado debe ser socio del gobierno federal en estas acciones [de recepción de los inmigrantes], pero lo que está ocurriendo es lo contrario, el gobierno federal es el que está siendo nuestro socio”, explica Barbosa.
Para comprender la complejidad de la cuestión, basta analizar que, con datos actualizados, ya llegaron a Brasil, cruzando la frontera del Acre, por lo menos 27 mil personas en los últimos años. El envío de inmigrantes por parte del Gobierno de Acre a la ciudad de San Pablo llegó a generar una crisis institucional con este último, que es el Estado más rico de la Federación [3].
“Lo que necesita corregirse [en la política migratoria brasilera en Acre] no es cerrar la frontera, sino buscar una relación más estrecha entre los gobiernos de Acre y el federal. Además de buscar facilitar la liberación de los recursos existentes, se debe instituir en una ley específica los recursos para ayuda humanitaria a los pueblos migrantes en Brasil, pues actualmente esa transferencia se da por ‘arreglos’ de otros tipos”, detalla Barbosa.
El ébola y el prejuicio
Una fuente del gobierno acreano que prefirió no identificarse comentó a Aditalque los funcionarios responsables de la recepción de los inmigrantes en la frontera temen el contacto con posibles contaminados con ébola. “Es necesario que haya una política de frontera más eficaz. Hoy, los funcionarios que trabajan allá [en la frontera] no reciben un entrenamiento especial. Uno lo ve, llegamos a recibir inmigrantes de Sierra Leona. La ministra Ideli Salvatti [Secretaria de Derechos Humanos de la Presidencia de la República] nos visitó recientemente, pero no hubo un gran cambio”, confiesa la fuente.
El único caso sospechoso de ébola en Brasil se produjo en la ciudad de Cascavel, Estado de Paraná, con el inmigrante de Guinea-Bissau, Souleymane Bahde. A pesar de que el caso no fue confirmado, inmigrantes que residen en la ciudad paranaense sufrieron situaciones de prejuicio [2].
El riesgo de ingreso del ébola en Brasil es considerado bajo, según explica Rucelino Barbosa, de la Sejudh de Acre, basado en informaciones del Grupo Ejecutivo Interministerial de Emergencia en Salud Pública de Importancia Nacional e internacional (GEI-ESPII), comandado por el Ministerio de Salud. El grupo cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El comité vino a Acre y explicó que existe una ‘baja posibilidad’ de que el ébola llegue a Brasil, inclusive por la frontera de Acre. Además del tiempo necesario hasta llegar a Brasil [que podría denunciar la presencia del virus], esos inmigrantes cruzan tres barreras sanitarias: primero en el país desde donde salen, después en el país donde hacen escala, como España, y en tercer lugar cuando llegan al continente, generalmente Ecuador, desde donde embarcan por tierra hacia Acre”, explica Barbosa.
Brasil: el ‘país del futuro’, como surge ante los ojos del mundo
La actual necesidad de mano de obra en la región Sur de Brasil, hacia donde sigue la mayor parte de los inmigrantes que llegan por Acre, parece estar relacionado con la disminución de los flujos migratorios norte-sur dentro del país. Un mayor desarrollo económico experimentado en las regiones Norte y Nordeste viene ocasionando carencia de mano de obra en sectores como la construcción civil y los frigoríficos.
“Ésa es la migración clásica, movida principalmente por razones económicas. Siempre hubo, y siempre habrá”, explica en entrevista con Aditalel sacerdote scalabriniano Paolo Parise, coordinador del Centro Scalabriniano de Estudios Migratorios (CSEM), de San Pablo.
La monja scalabriniana Eléia Scariot, de la coordinación de la Pastoral del Migrante de Fortaleza, define el buen momento económico y político de Brasil como causa del aumento del flujo de inmigrantes. “Nosotros tenemos una imagen de que el inmigrante viene de afuera a tomar el lugar de los que están aquí, pero nosotros sabemos que el inmigrante, muchas veces, es aquel que llega para hacer los servicios más sucios, más pesados, peligrosos. Es así en Estados Unidos y en Europa, y en Brasil no ha sido diferente”, sostiene.
Según explica Marilia Pimentel, “en nuestra investigación vimos que los haitianos imaginaban a Brasil como un país ‘hermano’, rico, con altos salarios, de fácil acceso a la escolarización, el país del fútbol… Aún observamos razones [para la inmigración] como facilidad de la mujer para encontrar trabajo en la industria, calidad de vida”, detalla la profesora de la UFRO.