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jueves, 17 de abril de 2014

No abusemos de la bondad de Dios

En estos días de descanso en honor a Jesús crucificado, mucha gente aprovecha para reflexionar, compartir en familia, buscar consuelo a sus penas y esperanzas de bienestar en la iglesia; aprovecha para pensar en los sufrimientos del hijo de Dios, y para analizar los actos de bien realizados y los errores cometidos.

En cambio, muchos otros esperan con ansiedad la llegada de estos días para disfrutar en grande, para tomarse el alcohol que no pudieron ingerir en todo un año; para degustar los platos más exquisitos, bailar sin reservas, escuchar la música más extravagante y hasta satisfacer curiosidades de placeres inmundos.
Los primeros, desde la tranquilidad del hogar, desde el asiento sagrado de la iglesia o desde la serenidad de un lugar en calma, sin renunciar a ingerir alimentos, incluyendo la tradicional habichuela con dulce, lograrán la satisfacción del respecto a la tradición cristiana, y es seguro que sentirán el inmenso placer de la paz interior que sólo puede venir de lo alto, de lo sublime, del que todo lo puede y todo lo sabe.
Los segundos, no necesariamente tienen que sufrir consecuencias inmediatas por sus actos irreverentes, porque Dios es bueno y misericordioso, tanto así que perdonó a sus verdugos, pero están en riesgos permanentes mientras CELEBRAN los sufrimientos de Jesús. Unos se intoxican con alcohol o con alimentos; otros sufren golpes y heridas en riñas o accidentes de tránsito, y otros mueren ahogados o de otra forma trágica.
Es tan notoria la posibilidad de consecuencias graves durante los días santos, que hay todo un macro operativo montado para prevenir muertes y otros desastres, e incluso hay técnicos que solo tienen la misión de contar los heridos, los intoxicados y los muertos.
Hay que evitar estar en esa lista.
Jesús fue condenado a muerte por un tribunal corrupto, sin derecho de defensa y hasta negado por Pedro, uno de sus discípulos, y aun así perdonó a todos, y tengan por seguro, que también perdona a los que lo irrespetan en estos días, pero por favor, no abusemos de su amor y su bondad.