La mujer que trató de rebasar una de las barreras que protegen la Casa Blanca y sembró el caos en Washington este jueves, con una persecución en las proximidades del Capitolio, antes de ser abatida por disparos de la policía, sufría una depresión postparto, según ha revelado la familia.
Identificada como Miriam Carey, de 34 años, natural de Brooklyn pero residente en Connecticut, entró en una depresión después de dar a luz en agosto de 2012. «Enfermó y fue hospitalizada», explicó su madre a ABC News. La niña, de poco más de un año de edad, se encontraba en el interior del vehículo que conducía la mujer, pero sobrevivió milagrosamente al tiroteo que puso fin a la persecución por las calles del centro de Washington. Los agentes llegaron a efectuar 15 disparos pero ninguno alcanzó a la pequeña, que viajaba en la parte de atrás del coche. La mujer no iba armada.
El diario «New York Daily News» recoge declaraciones de vecinos, que definen a Carey como una mujer «amable y estable». Carey trabajaba como higienista dental. Un antiguo jefe, Brian Evans, ha relatado que hace un año la mujer sufrió una herida en la cabeza al caer por una escalera. Cuando regresó de su baja estaba embarazada y «parecía feliz», ha asegurado Evans.
Caos en Washington
Carey recorrió más de 400 kilómetros desde su hogar en Connecticut hasta Washington y trató de irrumpir en el perímetro de seguridad en la Casa Blanca. La mujer arrolló a un agente del Servicio Secreto que intentó disuadirla y se lanzó a una carrera por el corazón de la capital de Estados Unidos, en algunos tramos a más de 110 kilómetros por hora. Con una veintena de vehículos policiales al acecho, la persecución terminó en las proximidades del Capitolio, donde los agentes arrinconaron a Carey y abrieron fuego. La protagonista del incidente fallecía al ser trasladada a un hospital.
La policía considera que la mujer actuó sola y que se trata de un hecho aislado, sin connotaciones terroristas. El incidente, que ocasionó el cierre temporal de los edificios del complejo del Capitolio, tuvo lugar cuando el Congreso aún estaba en sesiones y en pleno cierre del gobierno. Dos semanas antes, el 16 de septiembre, se produjo otro incidente en unas instalaciones de la Marina en Washington, en el que murieron trece personas, entre ellas el presunto autor de los disparos.
ABC.ES