El papa Francisco iniciará hoy lunes en Brasil, el país con más católicos del mundo, un periplo de siete días durante el cual buscará revitalizar a la Iglesia en Latinoamérica, su mayor feudo pero donde pierde terreno desde hace tres décadas.
El primer papa latinoamericano de la historia, de 76 años, ha mostrado su fuerte carisma y dado muestras de que busca una Iglesia más simple y más cercana a los pobres desde que fue entronizado en marzo, tras la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI. Argentino e hijo de italianos, Francisco presidirá la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) del 23 al 28 de julio en Rio, un “Woodstock católico” como se la ha llamado, a la que asistirán cerca de 1,5 millones de personas. También viajará a Aparecida, el mayor santuario católico de Brasil, en el estado de Sao Paulo.
Se prevé que sus actos improvisados y su voluntad de “oler a oveja” como su rebaño -como él mismo dice- pongan a prueba a los servicios de seguridad, por ejemplo cuando visite el jueves una pequeña favela gris y plana de la zona norte de Rio, o cuando presencie el viernes representaciones de las 14 estaciones del Vía Crucis en la avenida que bordea la playa de Copacabana. El papa llega a Brasil poco después de las históricas manifestaciones de junio por mejores servicios públicos, contra la corrupción y los gastos del Mundial de fútbol de 2014, y que terminaron muchas veces en violentos enfrentamientos con la policía, saqueos y destrozos.
Ateos brasileños y el grupo Anonymous Rio, también ha convocado para el lunes, el día de la llegada del pontífice a Rio, a una manifestación contra el gasto público de unos 53 millones de dólares -un tercio del presupuesto total-, que implica su visita y la organización de la JMJ en Rio. Pero el Vaticano no se muestra preocupado y varios expertos destacan que la prédica de Francisco en defensa de los más desposeídos tiene mucha sintonía con los manifestantes. “Creo que en Brasil (el Papa) proseguirá, profundizará y aclarará su Evangelio social. Desde que fue elegido, denuncia las nuevas formas de esclavitud, la explotación, la desigualdad, la irresponsabilidad de algunas fuerzas sociales”, dijo el vaticanista Marco Politi.