Sus efectos repercuten en todo nuestro cuerpo y terminan enfermándonos.
Si bien hay personas que están más predispuestas que otras a padecer ciertas enfermedades, los tiempos que corren no dejan exento a casi nadie de este mal. Y es que el estrés es el grado de tensión adaptativa que tiene todo organismo vivo, tal como lo definen los expertos.
contracturas musculares, dolor, falta de concentración y memoria, estado de irritabilidad del sistema emocional con pérdida de la alegría, estado de bronca y miedo, pérdida de las capacidades cognitivas (no resolver problemas que antes resolvía fácilmente), pérdida de sueño, pérdida de patrones biológicos (falta o aumento de apetito, disfunciones sexuales) y enlentecimiento psicomotor (disminución de reflejos que puede ocasionar accidentes) suelen ser las señales más comunes que brinda nuestro cuerpo.