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viernes, 25 de abril de 2014

El punto G, ¿existe realmente?


Fue en 1950 cuando el ginecólogo alemán Ernest Gräfenberg habla por primera vez de esta zona, al mencionar la existencia en algunas mujeres de una región muy sensible ubicada en la cara anterior de la vagina. La estimulación de esta zona, decía, provoca excitación sexual y mucho placer. Gräfenberg decía también que el líquido evacuado por la uretra durante el orgasmo no es solamente orina. A pesar de esta afirmación, muchas mujeres de Estados Unidos se operaron de incontinencia urinaria ¡a causa de estas pérdidas durante el orgasmo!
 
Un descubrimiento pasado inadvertido
 
Durante esa época y hasta los años ochenta, la insensibilidad erótica de la vagina permanece una creencia muy expandida, y sólo el clítoris será responsable del placer, tal y como habían concluido los primeros grandes estudios realizados sobre la sexualidad humana. La publicación de Gräfenberg sobre el punto G había caído en el olvido y habría que esperar a que otros investigadores se interesaran en la sensibilidad erótica de la vagina. Perry, Whipple y sus colaboradores encuentran que en numerosas mujeres los fenómenos descritos por Gräfenberg ocurrían verdaderamente. Deciden entonces darle a la zona el nombre de punto G, en honor a su descubridor.
 
Tiempo después, otros investigadores han asegurado que es la pared anterior de la vagina en su conjunto la que parece ser fuente de sensaciones y no un punto concreto.
 
¿Por qué la existencia del punto G se pone en duda con tanta frecuencia?
 
Pocas publicaciones hablan de este asunto y sin embargo la realización de encuestas serias y de protocolos experimentales sería importante. Pero la sexualidad humana sigue siendo una materia poco estudiada.
 
Por otra parte, una corriente del pensamiento feminista ve con malos ojos el retorno de la idea del placer vaginal y asegura que es una maniobra de los hombres para hacer que las mujeres disfruten del coito como ellos.
 
Luego, por supuesto, están aquellas y aquellos que no logran descubrirlo. Pero ¿es ésa la prueba de su inexistencia?
 
Estudios a pesar de todo
 
Una encuesta publicada en 1990 explora la relación entre la eyaculación femenina, la percepción del punto G y la excitación sexual. Los autores habían elegido interrogar a las mujeres profesionales de la salud por ser sus conocimientos anatómicos más exhaustivos. Sobre un total de 1289 cuestionarios, un 66 por ciento respondió tener una zona de la vagina particularmente sensible que si se estimulada les procuraba placer. En este estudio las mujeres que declararon sentir el punto G admitían con más frecuencia que las otras tener una eyaculación y sentirse más satisfechas con su sexualidad.
 
Otro estudio sobre el punto G ha demostrado que estimular esta zona provoca un aumento del umbral de percepción del dolor. Los autores de este estudio piensan que el punto G puede tener un efecto analgésico que puede ser importante durante el parto.