La ciencia trabaja día a día para proteger especies que están en peligro. Muestras recientes son dos esfuerzos muy diferentes, pero igualmente importantes, dados a conocer en Japón y Taiwán esta semana.
Japón abrió un banco de esperma liofilizado de animales amenazados mientras que Taiwán usa biotecnología para proteger a ballenas y delfines, informaron agencias noticiosas.
Dos científicos japoneses anunciaron la apertura de un banco de esperma de animales en peligro de extinción, para lo que utilizaron una técnica de liofilización que, según ellos, podría permitir el nacimiento de especies en otros planetas.
Este equipo del Instituto de Experimentación en Animales de la Universidad de Kioto consiguió conservar esperma extraído de dos especies amenazadas de primates y de un tipo de jirafa, explicó Takehito Kaneko.
Los investigadores mezclaron el esperma con un líquido de conservación y liofilizaron el conjunto, lo que permite conservar el semen a 4 grados Celsius, una temperatura más elevada y menos exigente en consumo de energía que las técnicas tradicionales de conservación.
El equipo de Kaneko, que consiguió liofilizar el esperma de rata y de ratón, explicó que estos espermatozoides permanecían viables cinco años después.
“Los científicos pueden de esta manera tener accesos a informaciones genéticas más fácilmente, lo que significa que podríamos ayudar a conservar a las especies amenazadas”, añadió Kaneko.
“Esto puede parecer un sueño, pero podríamos en un futuro llevar las informaciones genéticas al espacio”, dijo.
MEDIDAS FRENTE A LA PESCA ILEGAL
Taiwán empezó a usar una biotecnología avanzada para proteger a las ballenas y delfines amenazados por los pescadores ilegales, al reemplazar las pruebas de ADN actuales por unas nuevas, indicaron responsables el martes. Unas nuevas pruebas del tornasol financiadas por el gobierno muestran en minutos si las muestras de carne son de ballena o de delfín, indicaron responsables del Consejo de Agricultura.
Los pescadores ilegales han tratado de evitar ser descubiertos, troceando a delfines y ballenas que habían pescado. Hace tres años el consejo empezó a utilizar las pruebas de ADN para identificar la carne, pero los resultados tardaban cinco días en llegar. “Ahora necesitaremos solo 10 minutos para verificar cualquier muestra”, indicó a la AFP Kuan Li-hao, del consejo de la oficina de silvicultura.
El papel de tornasol está pensado para activarse con la estructura única de una proteína de las ballenas y los delfines, dijo Yang Weicheng, profesor asociado de la Universidad Nacional de Chiayi, en Taiwán, que dirige el equipo de investigación. Las ballenas y los delfines han sido protegidos por la ley de conservación de Taiwán desde 1989.