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viernes, 11 de marzo de 2016

Iglesia Católica deplora que los más pobres sufran tres días de angustia por la huelga en los hospitales

La Iglesia Católica dominicana deploró que las personas más empobrecidas del país han tenido tres días de angustia, a consecuencia de la huelga por 72 horas en los hospitales públicos, convocada por el Colegio Médico Dominicano (CMD) en reclamo de un paquete de reivindicaciones encabezadas por un aumento salarial.


Afirma que la intransigencia de los directivos del gremio médico y de las autoridades del gobierno, muestra que la sociedad dominicana se encamina hacia posturas rígidas, sin tomar en cuenta a quienes afecta sus posiciones.

“Al negarse a buscar una solución al conflicto están jugando con la vida de miles de dominicanos que no pueden pagar una consulta privada”, lamenta.

El clero realiza una serie de ponderaciones en el editorial del periódico Camino, órgano impreso de difusión auspiciado por la Conferencia del Episcopado Dominicano.

Cabe preguntar –cuestiona el semanario- cómo es posible que en el siglo XXI haya un país en el mundo donde los pobres sufren la impotencia de soportar una enfermedad sin que nadie vaya en su auxilio a calmarle el dolor.

Sin embargo, reconoce la validez de los reclamos de los galenos, pero cuestiona el método de lucha para alcanzar sus beneficios, lo cual choca frontalmente con el derecho de los más pobres del país, que se ven privados de las atenciones médicas.

El periódico de la jerarquía católica censura el nivel de salarios que gana un médico contra sueldos de lujos e injustificable que ganan muchos funcionarios en el aparato del Estado.

“Sabemos lo hiriente y decepcionante que debe ser para un médico que pasó los mejores años de su vida estudiando, y cuya profesión le exige formación permanente, observar salarios escandalosos en la administración pública, devengados por personas, que en muchos casos su único aval ha sido vestir su conciencia de un color partidario”, reflexiona.

Señala que frente a las huelgas médicas se impone la sensatez, pensar en los más humildes y dejar atrás la prepotencia y la arrogancia de un lado y de otro.

“Es urgente buscar soluciones. No continuar echando más leña al fuego de la crisis en los hospitales, politizando las demandas, porque mientras se continúa en discusiones estériles los pobres se van consumiendo entre las llamas de la indiferencia de quienes tienen en sus manos la solución de un problema vital”, concluye el editorialista.