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miércoles, 20 de enero de 2016

Valor espiritual de "Tatica" para los dominicanos

Desde pequeños los dominicanos y dominicanas que nacieron en un hogar católico han escuchado a sus padres y abuelos exclamar que no existe nada que la virgen de la Altagracia no pueda conceder y hasta es común oír a cualquier persona decir “Tranquilo que eso la virgencita me lo da”.
 
Es innumerable la cantidad de cosas que los criollos le piden a “Tatica” como cariñosamente le llaman a la virgen, lo cual va desde el premio de la lotería, sanación, protección, empleo, viaje al extranjero, cargo político, casa, negocios, parejas, entre otros favores.
 
Esta devoción, confianza y creencia arraigada en el corazón del pueblo ha declarado a la virgen de la Altagracia Madre Protectora de la República Dominicana y para honrar su nombre se construyó la Basílica en Higüey, la cual es visitada cada 21 de enero por multitudes de fieles que llegan a cumplir promesas y agradecer la gracia recibida.
 
Desde el 20 de enero cientos de devotos empiezan a llegar a la basílica de diferentes puntos del país y muchos amanecen en la explanada del templo, mientras otros organizan giras para trasladarse en confortables autobuses y estar a tiempo para los actos religiosos del 21.
 
Dentro de las promesas de los feligreses está: entrar de rodillas a la basílica, desplazarse descalzo, llevar bellos ramos de rosas, velones, vestir de marrón oscuro, como lo hacía San Martín de Porres, escuchar la homilía de rodilla y otros sacrificios como forma de gratitud.
 
En fin, la Virgen de la Altagracia está en el vocabulario de los quisqueyanos, quienes se siente tranquilo al acudir a su auxilio para salir de cualquier situación embarazosa y mantener la fe para lograr sus propósito en la vida.
 
Historia
Monseñor Arturo de Meriño, entonces arzobispo de Santo Domingo, pidió a la Santa Sede la concesión de Oficio Divino y Misa Propia para la Virgen de la Altagracia suplicando que fuese como festividad de precepto el 21 de enero.
 
En la República Dominicana fue aprobada por ley la declaración oficial del 21 de enero como no laborable, de fiesta nacional y religiosa en todo el territorio nacional. Esto aprobado durante el gobierno de Horacio Vásquez, quien era un fiel devoto de la Altagracia.
 
Según cuentan historiadores y sacerdotes católicos los hermanos Trejo: Alonso y Antonio fueron quienes habrían traído la imagen de la Virgen de la Altagracia al país. Asimismo que en Extremadura, en la localidad de Siruela, la virgen se le apareció a un agricultor sobre un árbol. Relatan que de ahí se debe su nombre “la más Alta Gracia” venida de los cielos.
 
Se conocen figuras públicas, principalmente políticos, que han sido devotos de la Altagracia, citándose entre ellos al extinto líder reformista Joaquín Balaguer y el oriundo de Higuey, el senador Amable Aristy Castro.