Pages

70

.

Labels

sábado, 6 de junio de 2015

ÉRASE UNA VEZ QUE “NI MUERTO SE CONSTITUYÓ EN PARTIDO”

¡Ni muerto! Es una expresión popular que utilizamos en el lenguaje coloquial dominicano para dejar en claro que, bajo ninguna circunstancia, haremos algo. La mencionada frase tomó especial trascendencia en el contexto político actual, al ser acuñada por la senadora de la provincia de Dajabón Rosa Sonia Mateo Espinosa en momentos en que se le cuestionó sobre la posibilidad de votar para que sea reformada la Constitución dominicana y permitir la repostulación del presidente Danilo Medina, a lo que ésta contestó que “Ni muerta, sobre mi cadáver”.

Al cabo de breve tiempo la pieza legislativa recibió un voto a unanimidad para su aprobación y fue motivo de jocosidades, propio del dicho de quien escupe para arriba y le cae la saliva en la boca, ver a la representante en la Cámara Alta por la provincia de Dajabón, Sonia Mateo, levantar su mano para aprobar el proyecto por la que dijo que ni muerta votaría. Este acontecimiento fue precedido por el célebre discurso del presidente del Partido de la Liberación Dominicana, doctor Leonel Fernández Reyna, en el que se erigía como “guardián de la Constitución”, y tuvo como consecuente la trascendental rueda de prensa en la que el Comité Político del PLD anunció la reserva de las candidaturas a la Senaduría y de la Cámara de Diputados “que ostentan los actuales compañeros(as) en ejercicio”.
Ante las particularidades del acuerdo, los parciales de la senadora en ejercicio y la misma congresista, dan por sentado que el mismo fue un toma y daca, un intercambio de reelección por reelección y le atribuyen carácter de oficialidad a su pre candidatura.
Sin embargo, quienes así piensan se hacen sordos ante las voces de la cúpula partidaria que establecen la reserva con un criterio diferente a la asignación y más bien la definen como una estrategia política para ganar tiempo ante la crisis que se planteó, unificar el partido y viabilizar la repostulación del presidente Danilo Medina, garantizar aquellas plazas ganables a los legisladores en ejercicio y someter a encuestas con miras a una convención interna aquellas en donde los números dejan mal parados a sus actuales representantes en el congreso.
En este aspecto, la situación de la provincia de Dajabón es el caso paradigmático. De un lado se cuenta con la candidatura a Senador por el PLD del ingeniero Olgo Fernández, director ejecutivo del INDRHI, que concita niveles de aprobación que sobrepasan, incluso en las encuestas más conservadoras, el 58%. En el otro extremo del pugilato, encontramos a una senadora en ejercicio en franco declive de su popularidad, con niveles de aprobación muy exiguos, su techo es el 12% y su rango de varianza oscila entre el 3 y el 6%, aunado a una tasa de rechazo de las más elevadas que se conozca, todo esto a ley de menos de un año para las elecciones del 15 de mayo del 2016.
No vamos a evaluar el por qué del descalabro de la popularidad de la senadora Mateo, ese no es el objetivo de este análisis, desgaste natural, descuido en el accionar social, desconexión, apariciones públicas desacertadas unas veces y otras con matices de imprudencia, todo esto le ha merecido el rechazo de una buena parte de la población votante de la provincia de Dajabón que no se identifica con su proceder y que no se siente cómoda con la representación que se ostenta.
El pueblo define a Olgo Fernández como su senador y sólo ha estado a la espera de confirmarlo en el 2016. De ahí que el acuerdo ha sembrado angustias e incertidumbres en el proceso sobre una candidatura que el pueblo cree suya, cobrando vida en segmentos importantes del electorado local, tanto dentro como fuera del PLD y como reacción de rechazo, la expresión chacumbelesca, puesta en boga por la misma senadora, de que “ni muerto(a) voto por Sonia”.
Hoy por hoy, y cuál si fuere un partido o movimiento “ni muerto o ni muerta”, se ha constituido en una opción política que cuenta con una considerable cantidad de adeptos, tendencia ésta que podría decidir lo que suceda en la provincia de Dajabón en las elecciones del 2016, si dentro del PLD, el estamento que corresponda no actúan con inteligencia.
Siempre se ha visto al senador(a) como el líder de la boleta en cada provincia y aunque de ley no funciona así, en la práctica, el senador(a) produce un efecto de arrastre e irradia su influjo hacia los diputados y las candidaturas municipales y distritales.
De ser cierto lo que plantean los parciales de la actual senadora, la boleta estaría liderada por una candidata impopular y en franco desgaste, con necesidad de dos buenos pilares como diputados que la oxigenen, tal como sucedió en el proceso pasado donde los votos de Gregorio Reyes y Esther Ramírez hicieron que ganara sumado a acuerdos tras bastidores con candidatos a síndicos de partidos opositores al PLD. Pero con el inconveniente de que ahora, en términos municipales, no le ayudaría el contexto local del acuerdo PLD-PRD que la dejaría sin libertad de obrar en la escogencia de sus pivotes de campaña en los distintos municipios, con imposiciones que le generarían rebeldías internas. Todos estos factores disminuyen la probabilidades de éxitos de esta posible propuesta de boleta.
La historia sin embargo, se proyecta diferente si el líder de la boleta provincial como Senador fuere el ingeniero Olgo Fernández, hombre conciliador, dotado de un perfil de trabajo y el favorito en las encuestas. El influjo de su popularidad abre la posibilidad de ganar incluso las dos diputaciones y de que el PLD y aliados dominen las posiciones municipales.
Todas las ideas anteriormente expuestas se suceden en el escenario político local donde el “ni muerto o ni muerta” es la expresión más socorrida y firme. Quién lo diría!
Ningún proceso es igual a otro. Los líderes no lograrían jamás controlar al ciento por ciento a sus seguidores. Y en un escenario de fuerzas radicalizadas, “ni muerto” puede tener varias lecturas. Puede significar abstenerse de votar, y en el peor y menos conveniente de los casos, votar por el candidato que derrote la odiosa imposición.
Y aunque la expresión, ni muerto de la senadora fue circunstancial y si se quiere a modo de chantaje, la del pueblo tiene otro matiz.
“Ni muerto o ni muerta votaría por”, es la expresión más socorrida y firme y sobre todo eso, firme. La misma desdibuja un panorama no muy halagüeño para el PLD en la provincia de Dajabón en virtud de que en política, y mientras se define este panorama, las acciones suelen ser transitivas y de doble vía, ley de causa y efecto, acción y reacción, pueblerinamente “donde yo compre, venden”.

http://www.demaosoy.com/2015/06/erase-una-vez-que-ni-muerto-se.html