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martes, 31 de marzo de 2015

La Batalla del 30 de marzo, uno de los tres pilares para ser La Cuna de la Restauración

Por Ricardo González Quiñones

Cuando lee y escudriña la historia de Sabaneta, y haces un análisis de las razones que dieron origen a la misma, una vez coloques en sus lugares exactos los resultados posteriores en una línea de espacio-tiempo, comprenderás que la historia nuestra está sustentada en tres pilares.



Primero: La Batalla del 30 de marzo.
La valentía, el arrojo y la determinación de que debíamos ser una nación independiente, dio como resultado que venciéramos con apenas algo más de 400 hombres al mando de José María Imbert y Fernando Valerio López a los invasores haitianos con más de 2,500 hombres dirigidos por Jean Louis Pierrot.



Es en su retirada, con la agonía de la derrota, que Pierrot incendia a Dajabón, provocando que la mayoría de sus habitantes huyan de la barbarie hacia Guayubín unos, y hacia Sabaneta otros. Dentro de los que huyeron hacia Sabaneta, había uno que con su coraje, destreza y valentía le habría de cambiar el curso a la historia. Y es aquí donde nace el segundo Pilar.



Segundo: Santiago Rodríguez Massagó.
Es en Sabaneta donde Santiago Rodríguez comienza a gestar la gran lucha por Restaurar la Independencia de la República. Junto a José Cabrera, Pedro Thomas, José Marte, Alejandro Bueno y otros patriotas, dan el paso adelantado para la Guerra de la Restauración. Concebido el plan entonces nace el tercer pilar.



Tercero: La Sublevación de Sabaneta.
Aquel domingo 22 de febrero del 1863, con el izamiento de nuestra enseña tricolor en la Plaza de Armas, anunciamos al mundo que comenzaría la más genuina revolución de un pueblo hacia su libertad.



Esta es nuestra historia sabanetera, amigos lectores, contada desde un sitial más comprensible.



Hasta pronto, Dios querrá



Ricardo González Quiñones
Sabaneteroz