Paradójicamente, cuando los Estados Unidos tienen a su primer presidente afroamericano, Barack Obama, transcurriendo en su segundo mandato, es cuando más se han agudizado los abusos contra las personas de color, mientras que defensores de los derechos humanos realizan movilizaciones por todo el país, en busca de frenar esa práctica que tiene raíces muy profundas.
Ya se ha hecho costumbre ver a un policía blanco golpear a un negro estadounidense y se ha convertido en un problema fundamental el distanciamiento entre las autoridades policiales y la población de EEUU. Sin dudas que la histórica dinámica racial es la gran problemática y de esta se tiene que hablar abiertamente.
El racismo policial ha provocado que miles de personas se manifiesten pacíficamente en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos, donde expresan su rechazo al veredicto de un jurado que eximió de culpa a un oficial blanco que mató por asfixia a un hombre negro desarmado.
La ola de protestas comenzó por la decisión de un gran jurado de Nueva York que resolvió no presentar cargos contra el oficial de policía Daniel Pantaleo, que durante una brutal maniobra de arresto ahorcó al afroamericano Eric Garner hasta provocarle la muerte.
Las manifestaciones en Nueva York reforzaron las desatadas la semana pasada en Ferguson, Missouri, donde otro gran jurado decidió no incriminar a un policía blanco que en agosto pasado mató a tiros, en un confuso episodio, a Michael Brown, un adolescente negro que iba desarmado.
Expertos independientes de Naciones Unidas denunciaron que hay "una preocupación legítima" por la posibilidad de que exista en Estados Unidos un patrón de impunidad a la brutalidad ejercida contra ciudadanos afroamericanos.
El relator especial sobre formas contemporáneas de racismos, Mutuma Ruteere, señaló que "los afroamericanos tienen diez veces más posibilidades de ser parados por agentes de tráficos que una persona blanca".
Pese a que se manifestaron pacíficamente, cientos de policías empujaron a los manifestantes a la vereda y detuvieron a decenas de personas, aunque las autoridades no dieron una cifra precisa. "¿A quiénes protegen ustedes?", gritaban ante la policía unos 3.000 manifestantes que a la medianoche llegaron hasta Times Square, en uno de los momentos de mayor tensión.
Las protestas también se desarrollaron en Boston, Chicago, Pittsburg y Washington, donde los manifestantes corearon las últimas palabras de Garner antes de morir: "No puedo respirar".
"Ha habido una confluencia de reclamos en redes sociales e indignación pública en las calles (...) Creo que por primera vez estamos a punto de hacer que algo cambie", consideró la manifestante Sharon Gordon, una residente de Nueva Jersey de 52 años, citada por la agencia de noticias Europa Press.
Grupos de manifestantes también se agruparon en el Bajo Manhattan, bloquearon el tráfico en dos puentes entre Manhattan y Brooklyn, y luego se congregaron en la terminal de ferries de Staten Island, en el sur de la ciudad.
El 17 de julio pasado, Pantaleo y otros policías se acercaron a Garner a plena luz del día en un barrio de Staten Island, uno de los cinco distritos metropolitanos de la ciudad de Nueva York, y lo acusaron de vender cigarrillos sueltos, un delito menor ya que lo que se infringe es el pago de impuestos.
Un transeúnte filmó toda la escena y esto permitió que el país entero viera cómo Pantaleo, vestido de civil, derribó a Garner, le aplastó la cabeza contra la vereda y luego le realizó una toma de estrangulamiento con el brazo.
El informe final del forense determinó que la causa de la muerte fue la "compresión en el cuello, la compresión sobre el pecho y el estar obligado a yacer boca abajo por la policía". Fue un "homicidio".
El fiscal de Estados Unidos, Eric Holder, quien ya ordenó una revisión del caso de Ferguson, se comprometió a llevar a cabo una investigación sobre la muerte de Garner.
Ayer, uno de los máximos referentes del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, el reverendo Al Sharpton, convocó a una marcha nacional contra la brutalidad policial y la discriminación de los afroamericanos para el 13 de diciembre.
Obama
El presidente Barack Obama dijo en una entrevista este lunes que el fin del racismo en Estados Unidos sólo ocurrirá paulatinamente y urgió a los jóvenes a "ser persistentes" en combatirlo.
Las declaraciones del mandatario tienen lugar mientras continúan las protestas en ciudades de todo el país, donde miles de personas se manifiestan desde hace dos semanas para condenar la muerte de afroamericanos a manos de policías blancos.
"Esto no se resolverá de la noche a la mañana, esto es algo que está profundamente arraigado en nuestra sociedad, está profundamente arraigado en nuestra historia", afirmó Obama en una entrevista con la cadena Black Entertainment Television.
Varias muertes de afroamericanos estadounidenses sospechosos desataron la ira de miles de manifestantes y un debate nacional sobre el racismo y los abusos policiales.
Alcalde de Nueva York
En ese sentido, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, un blanco que tiene dos hijos con la afroamericana Chirlane McCray, señaló que la distancia entre la Policía y la población es un “problema fundamental” para EE.UU. “Debemos hablar abiertamente sobre la histórica dinámica racial, que es la base del problema”, señaló De Blasio.
El alcalde relató que tuvo que advertirle a su hijo que tenga cuidado con la Policía: “Le hemos dicho ‘si un policía te detiene, haz todo lo que te pida, no intentes agarrar tu celular. Sabemos, por desgracia, que estos gestos tienen más riesgo de ser malinterpretados si los hace un joven de color”.