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viernes, 19 de septiembre de 2014

Adelgazar saludablemente: la clave está en la cena

Continuamente leemos todo tipo de consejos para perder peso sin sufrimientos: reducir las calorías, aumentar la proteína, hacer varias comidas durante el día, no abusar de los hidratos de carbono ni de los azúcares, etc. Pero hay una manera de bajar de peso progresiva y saludablemente que nos puede sorprender: controlar las cenas.


En este artículo explicamos cómo y por qué podemos adelgazar día tras día si cenamos de la manera adecuada.

¿Qué pasa con la cena?
Dice el refrán que deberíamos desayunar como reyes, comer como príncipes y cenar como pobres, porque de esa manera es como deberíamos racionar nuestras comidas. En función de nuestro gasto energético podemos llegar a la conclusión de que a medida que avanza el día necesitamos cada vez menos energía, a no ser que tengamos un ritmo de vida más nocturno.

Si empezamos a reducir la cantidad de comida que cenamos, o incluso a cenar más temprano, posiblemente tendremos más hambre por la mañana, y podremos desayunar un poco más de cantidad si no lo hacíamos ya antes. De esta manera, aunque al final del día hayamos comido la misma cantidad, no tendrá nada que ver si lo repartimos de esta manera. Nuestro cuerpo irá equilibrando su peso de manera natural.

¿A qué hora debemos cenar?
Además, hay otro motivo para controlar nuestras cenas, y es que según la Medicina Tradicional China, entre las 11 de la noche y las 3 de la madrugada son las horas en las que trabajan y se regeneran la vesícula biliar y el hígado, dos órganos fundamentales en la digestión que condicionan el hecho de que asimilemos mejor o peor los alimentos. En este horario nuestro cuerpo ya debería haber hecho la digestión, por lo que lo ideal sería cenar como muy tarde a las 8 de la tarde.

¿Qué cantidad podemos cenar?
La cantidad variará depende la persona y su ritmo de vida, pero lo importante es no pasar hambre sin tampoco comer más de la cuenta. Deberíamos aprender a encontrar ese punto en el que ya estamos satisfechos, o ya no tenemos hambre, pero en el que muchos seguimos comiendo porque todavía tenemos comida en el plato, por acabar lo que sobra, por gula, por estrés, porque no nos damos cuenta, por darnos un capricho de postre, etc.

Si encontramos la manera de dejar de comer en ese momento no sólo no engordaremos sino que facilitaremos nuestras digestiones y reduciremos nuestra barriga, la cual suele hincharse cuando tiene que digerir en exceso.

Elegir alimentos saciantes
Una manera de no pasar hambre sin comer demasiado consiste en elegir alimentos saciantes, ricos en agua y en fibra, que nos llenarán fácilmente y que a la vez se digerirán con facilidad.

Estos alimentos son principalmente vegetales, pero también encontraremos una gran ayuda en las algas. Podemos incorporar en nuestra alimentación algas como el wakame, el agar-agar, la kombu, el espagueti de mar, la espirulina, el klamath, etc. Las incorporaremos a nuestros guisos o, en el caso del agar-agar, podemos incluso hacer postres saciantes y saludables con ella.

¿Qué platos saciantes podemos preparar?

Salteado de verduras (brócoli, zanahoria a tiras, champiñones, maíz, huevo duro)
Crema de verduras y avena con alga kombu
Ensalada con semillas germinadas, manzana y aguacate
Gazpacho andaluz
Hummus (puré de garbanzo) o guacamole con tiras de zanahoria y pepino
Sopa de verduras y quinoa
Espinacas con uvas pasas y piñones
Crema de calabacín con alga wakame y curry
Ensalada fría de guisantes y pollo
Gelatinas dulces de agar-agar con manzana y canela
guacamole Great Brithish Chefs

¿Y los que tienen mucha hambre?
Hay personas que querrían cenar menos o más temprano pero no pueden porque trabajan durante todo el día o por otros motivos, y cuando llegan a casa por la noche es precisamente cuando tienen la oportunidad de comer tranquilamente.

A estas personas les recomendamos hacer una merienda tres horas antes de la cena, para que así puedan igualmente comer algunos de los platos que hemos comentado pero sin excederse.

Eso sí, la merienda tiene que ser también saludable. Ponemos algunos ejemplos:

Fruta o jugo natural
Frutos secos: nueces, avellanas, almendras, etc.
Frutas secas: dátiles, ciruelas pasas, orejones, etc.
Bastoncitos de pan integral
Queso fresco con membrillo
Bocadillo integral (que puede ser de queso, aguacate, huevo, etc.)