Está de vacaciones pero de forma subrepticia revisa sus correo de trabajo cuando se levanta.
Se pone ansioso si no hay conexión inalámbrica en el hotel o si su celular no tiene señal en la montaña.
Se inquieta si su teléfono tiene la batería baja y en silencio se preocupa de que las cosas no estarán bien en la oficina durante su ausencia.
Esos son las típicas señalas del estrés de estar “siempre encendido”, inducido por la adicción al teléfono inteligente.
Para algunas personas, los aparatos portátiles que se conectan han sido una liberación de las restricciones de los horarios fijos de oficina. La flexibilidad les ha dado más autonomía sobre su vida laboral y les permitió pasar más tiempo con sus amigos y familias.
Para muchas otras, sin embargo, los teléfonos inteligentes se han convertido en unos tiranos en los bolsillos, que nunca permiten desconectarse, relajarse y recargar baterías.
Y muchos analistas están cada vez más preocupados por el síndrome.
Cuestión de equilibrio
Kevin Holesh, un programador que vive en Pittsburgh, EE.UU. estaba tan preocupado porque, al pasar demasiado tiempo con su iPhone, estaba ignorando a su familia y amigos. Por ello desarrolló una aplicación llamada Moment para monitorear el uso del aparato.
La aplicación le permite a los usuarios ver cuánto tiempo están gastando con el celular y emite advertencias cuando se rompen límites autoimpuestos.
“El objetivo de Moment es promover un equilibrio en su vida”, explica su página de internet. “Un rato en su teléfono, un rato libre disfrutando el amor de su familia y sus amistades”.
Y algunos empleadores están reconociendo que lograr el balance entre el trabajo y la vida personal no es siempre fácil.
Por ejemplo, el fabricante de autos alemán Daimler recientemente introdujo una opción para que los correos enviados a los empleados durante sus vacaciones se borren automáticamente. Esto, en reconocimiento de que quizás no tengan la voluntad de desconectarse del trabajo.
El mensaje que recibe la persona que envía el correo es similar al siguiente: “Estoy de vacaciones. No puedo leer su correo electrónico. Su correo están siendo borrado. Por favour contacte a Hans o Monika si es algo realmente importante o vuelva a enviar el correo cuando yo esté de vuelta en la oficina. Danke Schön.
“Siempre con estrés”
La doctora Christine Grant, especialista en Psicólogía Laboral de la Universidad de Coventry, le dijo a la BBC que “los impactos negativos de esta cultura de estar ‘siempre encendido’ es que su mente nunca descansa, no le está dando tiempo a su cuerpo de recuperarse, de manera que siempre está con estrés”.
“Y entre más cansancio y estrés tengamos, más serán los errores que cometamos. Tanto la salud física como la mental pueden verse afectadas”.
Argumenta Grant que la posibilidad de estar conectados a la oficina desde cualquier lugar del mundo está alimentando inseguridades profundamente arraigadas. “Hay una enorme ansiedad sobre renunciar a tener control”, señala. “En mi investigación encontré una cantidad de gente que estaba agotada porque estaban viajando acompañados de la tecnología todo el tiempo, sin importar el huso horario donde se encontraban”.
Las mujeres, en particular, eran más propensas a trabajar un día completo en la oficina, llegar a la casa para hacer la merienda y cuidar a los niños, y luego trabajar en la noche antes de irse a la cama.
“Este turno triple puede tener un impacto bastante grande en la salud”, señala Grant.
El doctor Alasdair Emslie, presidente de la Sociedad de Medicina Laboral del Reino Unido está de acuerdo. “Cada año cerca de 400.000 personas reportan que el estrés relacionado con el trabajo está enfermándolos”.
“Los cambios en la tecnología son un factor que contribuye, especialmente si esto hace que los empleados sientan que no pueden soportar las crecientes demandas o si tienen menos control en el manejo de su cantidad de trabajo”.
BBC