Clinton y Obama protagonizaron una cerrada competencia por la nominación del partido en 2008. Tras su elección, Obama la nombró en uno de los puestos más importantes de su administración, al frente del Departamento de Estado, un cargo al que renunció a fines de 2013.
"Siempre la admiré. Desde que llegó (al puesto de secretaria de Estado) no podría haber sido más eficiente o leal", apuntó Obama. "Desde entonces nos hemos vuelto muy buenos amigos", relató.